Entre perdones, culpas, resentimientos y decepciones, sin más sostén que su delicado anclaje en una contemporaneidad opresiva, los personajes de estas historias desgranan sus indolentes pecados. Es el caso de la profesora aciaga que protagoniza A dos mil metros de altura sobre el nivel del mar, del hosco abogado de Conversación, de las inciertas casadas procedentes de El hombre que charlaba con las ardillas o de los hijos convictos por desamor de La máquina del tiempo. Unos y otros personajes huyen, se hostigan o acorralan en estas historias que buscan, más allá del estilo o la mera observación de los paisajes, gestos y situaciones que los desnudan, intimar con los muchos lectores adictos a las exigentes narraciones de Gonzalo Calcedo.