Por medio de la relación entre un diplomático a las puertas de su jubilación y una joven que comienza en el mundo profesional surge una relación inesperada, compleja y agridulce, puntuada por un diálogo imparable sobre los temas de la vida con el telón de fondo del funcionamiento en crudo de las relaciones internacionales. A lo largo de la novela, la turbulenta acción principal en su progresión ascendente precipita un final insospechado donde a los protagonistas no les queda resquicio alguno.
«¡Imbécil de mí! ¡Estúpida ideología! ¿Pero a mí qué me importa el cristianismo o la redención o todas sus gazmoñerías si yo lo que quiero es llevármela a la cama? ¿Para qué me sirve todo mi ateísmo e ir de bravucón? ¿Qué me importa la verdad?».
Una novela apasionada para tiempos en los que la intensidad incomoda, por el autor de La mala sangre.
Íñigo Ramírez de Haro. Ingeniero aeronáutico, diplomático, filólogo, doctorando en filosofía, actor, director, dramaturgo –desde Hoy no puedo ir a trabajar porque estoy enamorado hasta Tu arma secreta contra la celulitis rebelde pasando por Me cago en Dios, Ser fiel en el Congo no es fácil, La duquesa al hoyo… y la viuda al bollo, Trágala, trágala, etc.–, ensayista –El caso Medina Sidionia–, novelista –La mala sangre–, marqués –especie en extinción–, articulista, polemista y luchador.
Prometió a su madre antes de morir que un día escribiría una obra cuyo título sería: El día feliz de la pareja dichosa. Aún no lo ha conseguido.