Dos de las primeras obras del autor que exploran la melancolía, la soledad, la esperanza y el desencanto amoroso.
Las dos piezas recogidas aquí se inscriben en una etapa auroral de la producción del autor, cuando aún estaban por llegar algunas de sus grandes obras, como Crimen y castigo o Los hermanos Karamázov.
El escenario en el que se desarrolla Noches blancas es el de las serenas y luminosas noches de la primavera petersburguesa, en el que los sucesivos encuentros entre dos espíritus sensibles y apasionados propician el desnudamiento de las almas y su acercamiento. La pregunta acerca de la posibilidad de que un instante de felicidad valga toda una vida humana reverbera en la nouvelle.
El héroe que figura en el título de la segunda historia, un niño de once años
que se enamora de una dama casada, comparte con los protagonistas de la
primera la pureza de espíritu y el candor.
El amor —tema troncal en las dos obras que conforman este volumen— supone para él una experiencia decisiva en el tránsito de la infancia a la adolescencia.
«Noches blancas y El pequeño héroe constituyen dos ejemplos mayúsculos
del Dostoievski más luminoso, con unos personajes que se desviven por
la felicidad.» Miquel Cabal Guarro