En un futuro no  tan distante los implantes neurales forman parte de la
    realidad cotidiana. La  memoria se ha convertido en un ejercicio fútil,
    relegado por la destreza en la  búsqueda del dato correcto. Entre los
    investigadores que han creado los  implantes destaca la figura de Hana
    Schmidt quien se dedica a desarrollar uno  nuevo –destinado a ser
    revolucionario– en el Instituto Nacional de Tecnología  Implantológica de
    Argentina. Hana reparte su tiempo libre entre sus dos  amantes: Lars Kunkel,
    un indolente colega de trabajo, y el ensimismado  compositor Johan Müller.
    Los tres acabarán formando un triángulo mutable e  irreversible, una
    estructura de la que no será posible salir indemne. En este  mañana ocurrirá
    lo imposible: Hana gestará a un niño de dos padres. A partir de  entonces
    nada volverá a ser como era, no solo para ella, sino también para el  resto
    de la humanidad.
    Difícil de  clasificar, imposible de abandonar,
    
        La segunda lengua materna
    
    se desliza  entre la ciencia ficción, el ciberpunk, la distopía, el
    
        new weird
    
    o el  melodrama familiar. Engarzada por un exuberante y laberíntico sistema
    de notas  al pie que impregna paulatinamente la narración de Hana, esta
    novela es también  una historia sobre vínculos: eróticos, sentimentales y
    lingüísticos, todos  ellos traspasados por la tecnología.