Se dice que todos los seres vivos pertenecen en última instancia al Rey Inmortal. En las tenebrosas tierras de Shyish, Nagash, el Dios de la Muerte, convoca sus legiones de criaturas sin alma con el fin de reafirmar su dominio.
Su espantoso avance comienza con la ciudad libre de Forjaglymm, bastión de Azyr en el Reino de la Muerte. Entre Nagash y su premio se interponen los siniestros Anvils de Heldenhammer, una histórica hueste de Stormcast Eternals, y el Lord-Castellant Pharus Thaum, senescal de las Diez Mil Tumbas. Se reanuda la Guerra entre el Cielo y la Muerte y las batallas entre vivos y muertos se multiplican por todos los Reinos Mortales.
Pero es posible que ni siquiera los elegidos de Sigmar sean capaces de frenar la carnicería. Porque, ¿cómo se destruye lo que ya está muerto?