El lector tiene entre las manos una de las obras literarias inglesas que más controversia y misterio ha suscitado. Desde la fecha de su composición hasta la persona para la que fueron compuestos estos versos e incluso quién proporcionó el original para su primera edición en 1609 se desconocen. Algunos especialistas consideran que los sonetos shakespearianos no se concibieron para ser editados. También resulta intrigante la publicación por parte del editor Thomas Thorpe y la famosa y enigmática dedicatoria de este a W. H.
Que un poeta de la talla de José María Álvarez, con una exquisita trayectoria como traductor, se acerque y recree con su propia voz estos sonetos, les confiere un nuevo tono y actualidad.
José María Álvarez Cartagena, 31 de mayo de 1942. Su obra poética está traducida –y alguna de sus novelas– a más de veinte idiomas. Formó parte de la antología Nueve novísimos. Finalista del premio Planeta con el Manuscrito de Palermo y de la Sonrisa Vertical con La caza del zorro, fue premio de esta última en 1992 con la Esclava instruida. También fue premio Barcarola y en 1998 Premio Loewe. Su obra poética ha ido construyendo por más de 35 años un libro, Museo de cera, en el que se integran títulos como La edad de oro, Nocturnos, Tosigo ardento, El escudo de Aquiles, Signifying Nothing, El botín del mundo y La serpiente de bronce (Pre-Textos, 1997). Como traductor se le debe la obra de Konstantino Kavafis, los Poemas de la Locura de Hölderlin, la poesía de Robert Louis Stevenson (del que también ha traducido La isla del tesoro y Weir de Hermiston), T. S. Eliot, François Villon, Jack London y Edgar Allan Poe. Otros libros suyos son sus memorias Al sur de Macao (Pre-Textos, 1996), La corona de arena (biografía de Lawrence de Arabia), Desolada grandeza y Naturalezas muertas (Pre-Textos, 1998). Fue organizador en 1985 del Homenaje Mundial a Ezra Pound, en Venecia, y en 1990 recibió el Doctorado Honoris Causa por Dowling (New York) por el conjunto de su obra.