La multitud era el velo tras el cual la ciudad íntima, como una fantasmagoría, hacía señas al flâneur.
Walter Benjamin
El 26 de septiembre de 1940, Walter Benjamin se suicido´ en Portbou (Gerona), junto a la frontera francesa, en circunstancias no del todo esclarecidas, cuando hui´a de la persecucio´n de la Gestapo. Detra´s dejaba una vida breve pero intensa y una serie de ensayos sobre filosofi´a, arte y cri´tica literaria que hacen de e´l una de las figuras ma´s sobresalientes de ese peri´odo sin duda vertiginoso, tal vez cao´tico, pero tambie´n extremadamente vivo desde el punto de vista intelectual, que fue la primera mitad del siglo xx en Europa. Sus obras, en las que confluyen la teologi´a, la filosofi´a del lenguaje y el marxismo, envuelto todo ello por un espi´ritu neorroma´ntico, revelan un espi´ritu ati´pico, difi´cilmente clasificable, cuya mirada acerbamente cri´tica nos proporciona un vivo y esclarecedor testimonio sobre un momento decisivo de nuestra historia ma´s reciente.
El texto de París, capital del siglo XIX a pesar de sus breves dimensiones, como suele suceder con los escritos del autor, vehicula una gran riqueza de ideas. El escritor divide el texto en capítulos cuyos temas, aparentemente amables e inocentes (los pasajes y calles de París, el fenómeno de las exposiciones universales, etc.), son motivo de reflexión para este filósofo flâneur, quien con su agudeza habitual desenmascara las «fantasmagorías» que fascinaron a los hombres y mujeres del siglo XIX, y de las que Benjamin descubre sus intenciones últimas.