Pol es un adolescente que se pasa el día leyendo novelas. A raíz de una agresión en el colegio, es expulsado y empieza a medicarse. En la sala de espera del psiquiatra conoce a Bronwyn, una chica rebelde, fascinante y mucho más inteligente que nadie a quien Pol haya conocido nunca. Con ella descubre la obra del poeta Juan Eduardo Cirlot y un mundo más allá de su comprensión. Cuando pierde la pista de Bronwyn, pedirá a su hermana Oli que le ayude a encontrarla.
Piel de plata es una novela sobre la fascinación y la obsesión. Su lado más visible es un canto a la juventud y a la energía rebelde y a menudo enloquecida que la acompaña. Su lado oscuro es una elegía por la extinción de esa energía y por los efectos del paso del tiempo y la vida adulta.
Piel de plata lleva al lector por una espiral de alucinaciones, drogas y libros reales e imaginados, mientras su protagonista busca a su escurridiza musa por una Barcelona melancólica y tenebrosa. La musa en cuestión acaba siendo todo menos un típico amor adolescente, una especie de grial místico e inalcanzable.