A diferencia de los que ocurre con las lenguas, no hay trazas de ancestro común entre las religiones occidentales y las orientales, entre las religiones de origen cristiano y las de origen budista. Buda se toma como el fundador de budismo de India, China y Japón, y Jesucristo como el fundador de los diferentes cristianismos del mundo occidental. Pero no se puede establecer ninguna relación entre Buda y Jesús. En cambio, sí se puede establecer una relación entre las religiones occidentales y las religiones islámicas. Ambas derivan de la religión hebrea y, más en concreto, ambas se unen en un punto histórico concreto, que es la figura de Abraham, datable hacia mediados del siglo XIX a.C., o sea, a comienzos del segundo milenio a.C. Las religiones de las tres culturas, judaísmo, cristianismo e islam, son religiones abrahámicas, proceden de Abraham, padre de todos los creyentes, y han surgido mediante una escisión violenta y conflictiva con su tronco. El exámen de la escisión de las tres culturas, desde el punto de vista de la escisión de las tres religiones, permite ver hasta qué punto hay un espíritu común y originario en ellas, a pesar de la cantidad de sedimentos de diversidad que la historia ha ido depositando en cada una de las tres: en cada una de las tres culturas y en cada una de las tres religiones.