El Banco de España es una de las instituciones económicas españolas más veteranas, sólo por detrás del Tesoro Público, y el tercer banco emisor más antiguo del mundo entre los hoy existentes, después del Banco de Suecia, creado en 1688, y del Banco de Inglaterra, que se fundó en 1694. El examen de s...
El Banco de España es una de las instituciones económicas españolas más veteranas, sólo por detrás del Tesoro Público, y el tercer banco emisor más antiguo del mundo entre los hoy existentes, después del Banco de Suecia, creado en 1688, y del Banco de Inglaterra, que se fundó en 1694. El examen de su evolución histórica se realiza desde una perspectiva comparativa, estableciendo similitudes y diferencias con aquellos bancos centrales que han servido de modelo a otras naciones europeas, como fueron los de Inglaterra y Francia. También se dedica una atención particular al sistema de emisión de billetes en los Estados Unidos, que influyó en numerosos bancos centrales del continente americano. Los bancos centrales no son instituciones aisladas de su entorno social. Tampoco lo ha sido el Banco de España desde su creación, y las peculiaridades propias de la sociedad y de la economía española contemporáneas han repercutido en sus características, primero como banco emisor oficial, después como banco nacional, y finalmente como banco central. El modelo bancario que siguió el Banco de España -desde que su nombre era de Banco Español de San Fernando, entre 1829 y 1856- fue, sobre todo, el del Banco de Francia, instituido en esta nación en 1800. Sin embargo, la idiosincrasia del Estado liberal español en el siglo XIX, particularmente la crónica insuficiencia financiera del Tesoro Público, condicionó el funcionamiento del Banco de España, uno de sus principales suministradores de crédito. Dicha función, común con otros bancos emisores europeos, absorbió crecidos recursos de dicha institución, aunque ello no le impidió facilitar crédito al sector privado en Madrid y escasamente fuera de la capital. El Banco de España obtuvo, a lo largo del siglo XIX y primera mitad del XX, sustanciales beneficios para sus accionistas. No hay que olvidar que, a pesar de su vinculación con el Tesoro Público, era una entidad privada y lo siguió siendo hasta 1962. En este punto, antes de la Segunda Guerra Mundial, el Banco de España no difirió de los restantes bancos centrales de esa época.
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