• MINGOTE RESERVADO

    EL TALLER DESCONOCIDO DE UN GENIO

    VIGIOLA,ISABEL/ASTORGA,ANTONIO EDAF S.A.,EDITORIAL Ref. 9788441434295 Ver otros productos de la misma colección Ver otros productos del mismo autor
    Lo mío no es vocación, ni carrera, ni oficio; simplemente tengohumor. El chiste da para comer. Lo que pasa es que yo tengo un oficioque, en este país, es como ser torero en Suecia. Es decir, quecaes simpático, pero no te dejan torear. El único inconveniente quehe encontrado en mi carrera ha sido el ...
    Ancho: 210 cm Largo: 280 cm Peso: 250 gr
    POR CONFIRMAR
    33,00 €
  • Descripción

    • Encuadernación : ePub
    • ISBN : 978-84-414-3429-5
    • Fecha de edición : 01/05/2014
    • Año de edición : 2014
    • Idioma : Español, Castellano
    • Autores : VIGIOLA,ISABEL/ASTORGA,ANTONIO
    • Ilustradores : MINGOTE, ÁNGEL ANTONIO
    • Nº de páginas : 320
    • Colección : CLÍO CRÓNICAS DE LA HISTORIA
    Lo mío no es vocación, ni carrera, ni oficio; simplemente tengo
    humor. El chiste da para comer. Lo que pasa es que yo tengo un oficio
    que, en este país, es como ser torero en Suecia. Es decir, que
    caes simpático, pero no te dejan torear. El único inconveniente que
    he encontrado en mi carrera ha sido el sentido del humor del país.
    Dicen que los españoles no tienen sentido del humor, pero eso no es
    verdad. Van a ver una película inglesa en la que los propios ingleses
    se caricaturizan, y se lo pasan de miedo; pero hacer lo mismo
    en España ya no les gusta. Los españoles tienen el sentido del humor
    mutilado. Aunque se enfaden los ejemplarizados, le contaré una
    serie de anécdotas. En en el guión de Soltera y madre en la vida, en
    el que colaboré, el personaje antipático era un practicante. Enseguida
    salió una carta de un practicante que no toleraba que a los
    de su gremio se les llamara antipáticos. Cuando se me ocurrió decir
    que Felipe II gobernaba como un secretario de Ayuntamiento, rápidamente
    un secretario de Ayuntamiento, muy ofendido, protestó.
    Hice otro chiste en que un nuevo rico le decía al maestro: «Aquí le
    traigo al niño para que me lo entretenga hasta que se haga un hombre
    de bien». Pues, un maestro indignado envió otra carta en son
    de protesta.
    La llaga purulenta de la censura obligó a Antonio Mingote y a sus
    cofrades del buen humor a afinar la intención, propinarles vueltas
    y vueltas de tuerca a las cosas, apuntar por elevación («creo que se
    dice así en artillería»), hacer ejercicios de elipsis, sobreentendidos
    y ambigüedades. «Esto no es deseable, pero ha tenido por consecuencia
    unas herramientas más pulidas y un ingenio más aguzado»,
    confesaba el maestro a propósito de la guillotina censora. La censura
    rasgaba las páginas y los dibujos no aptos con un lápiz rojo.
    Desvelamos en esta obra todos los chistes que fueron censurados
    por la «santa madre iglesia del buen decoro» de turno, es decir, la
    maquinaria del régimen, que obligaba al director de pe riódico de
    turno a tener que censurar a su dibujante.

Este sitio web almacena datos como cookies para habilitar la funcionalidad necesaria del sitio, incluidos análisis y personalización. Puede cambiar su configuración en cualquier momento o aceptar la configuración predeterminada.

política de cookies

Esenciales

Las cookies necesarias ayudan a hacer una página web utilizable activando funciones básicas como la navegación en la página y el acceso a áreas seguras de la página web. La página web no puede funcionar adecuadamente sin estas cookies.


Personalización

Las cookies de personalización permiten a la página web recordar información que cambia la forma en que la página se comporta o el aspecto que tiene, como su idioma preferido o la región en la que usted se encuentra.


Análisis

Las cookies estadísticas ayudan a los propietarios de páginas web a comprender cómo interactúan los visitantes con las páginas web reuniendo y proporcionando información de forma anónima.


Marketing

Las cookies de marketing se utilizan para rastrear a los visitantes en las páginas web. La intención es mostrar anuncios relevantes y atractivos para el usuario individual, y por lo tanto, más valiosos para los editores y terceros anunciantes.