Valiéndose de falsos argumentos, la avariciosa reina de Zamora acusa a un joven Conan de haber matado al rey, su marido. Como no dispone de una defensa adecuada ni de una manera de escapar, al cimmerio lo torturan, lo apuñalan, lo arrastran por las calles y lo tiran a un río. Más tarde lo descubren sus mejores aliados, pero enseguida se dan cuenta de que es demasiado tarde… ¡Conan está muerto!