El regreso a Dublín para Meghan no estaba siendo todo lo plácido que ella había deseado: no solo perdió el vuelo original por llegar tarde al aeropuerto, por lo que tuvo que comprar otro billete, sino que terminó atrapada entre un montón de adolescentes exaltados y un atractivo compañero de asiento, demasiado enfrascado en la pantalla de su ordenador. Sin embargo, por más que la situación no parezca un buen augurio, Meghan sigue dispuesta a realizar todos esos cambios que su vida necesita: hacer que su pastelería progrese y olvidarse del hombre que, nueve meses después de dejarla porque no quería comprometerse con ella, se va a casar con otra.