India aparece en el imaginario occidental como un lugar fascinante, en el que las tradiciones milenarias siguen muy presentes en la existencia cotidiana y conviven, a su vez, con una modernidad que le permite competir con los países más avanzados del planeta. Pero detrás de esta imagen de exotismo, la India actual encierra una realidad cruel. Su sistema de castas, teóricamente abolido, sigue determinando la vida social de todos sus habitantes, en particular, la de los dalit o intocables. Dentro de esta categoría, existe otra doblemente discriminada: los dalit cristianos que, además de la marginación por razón de casta, sufren una seria restricción de su libertad religiosa.
Desde la llegada del cristianismo a la India con los misioneros europeos en los siglos xiv y xv, la nueva religión se extendió sobre todo entre los sin casta, que encontraban en la nueva fe una dignidad que su religión de origen les negaba. El fenómeno ha seguido produciéndose durante más de cinco siglos, con el agravante de que los ataques contra los cristianos parecen ir en aumento. "No me lamento" indaga en los motivos de esta creciente violencia, de su coincidencia en el tiempo con el ascenso al poder del nacionalismo hinduista, y en cómo la ideologización de lo religioso promueve patrones de identidad conflictivos y dinámicas de chivo expiatorio. En su análisis y denuncia brilla, además, la belleza de una religión como el cristianismo, cuando es la fe de los perseguidos.