El erizo es cauteloso y paciente por limitado, tozudo porque está obligado a la perseverancia y humilde porque no tiene más remedio que sacar todo el partido posible a sus escasas pero potentes habilidades. Sabe resistir a la adversidad y administra juiciosamente el tiempo, escaso y efímero, porque le cuesta acelerarlo. Por eso, y porque alberga un gran objetivo, gana a la veloz liebre en el cuento de Grimm, y supera a la frívola y dispersa zorra que, según el poeta griego Arquíloco, sabe muchas cosas, mientras que el erizo sólo sabe una, pero importante.
Persona con fuertes valores cívicos antes que economista, y quizás gracias a eso economista relevante, Alfredo Pastor lamenta que vivamos en un tiempo en que ?el bolsillo es mucho más importante que el espíritu?, pero también señala que es un tiempo en que ?nos repugna tanto la igualdad impuesta como la desigualdad extrema?, una ocasión de oro para luchar por preservar, más que nunca, la equidad.
Aunque quizás se vea a sí mismo más como un veterano erizo pausado que como un joven y astuto zorro, el autor exhibe las armas de ambos animales, la capacidad de enroque y la destreza del argumento rápido. En este libro viene a proponernos que hagamos, como el erizo, virtud de la resistencia, porque aunque mejore, el temporal de la crisis será aún largo y enojoso.